De cara a promover la ralentización y frenado de este proceso, las economías modernas se hallan en un transcurso acelerado de electrificación. Por otra parte el reemplazando de los combustibles fósiles por energía eléctrica, fundamentalmente de origen renovable, para todo tipo de usos: movilidad, industria, calefacción, etc. Pero existen otras acciones  que resultan aún más efectivas: el ahorro de energía. Se ha de fomentar el frenado del cambio climático, y una manera de hacerlo es minorando el consumo energético, evitando así la producción adicional de energía y de emisiones a la atmósfera. Es imprescindible hacer un uso razonado de la energía eléctrica y sensibilizar a la población tanto de los beneficios que nos ofrece como de sus limitaciones, que pueden sorprendernos en la medida en que hagamos un uso incorrecto de sus propiedades.